Arsen Stakhiv
En los últimos años, la reacción de cicloadición de CO2 a epóxidos ha sido muy estudiada por ser una buena estrategia de aprovechar el CO2 de la atmósfera para obtener productos de valor añadido, tales como carbonatos cíclicos. Dentro de los epóxidos investigados, el más interesante es la epiclorhidrina (ECH), ya que puede ser producida a partir de la glicerina derivada de aceite vegetal.
A escala industrial, la reacción
de cicloadición de CO2 a epóxidos se lleva a cabo a elevadas
temperatura y presión y en presencia de metales catalizadores, lo que supone un
importante esfuerzo sintético. Como alternativa a esta síntesis catalizada por
metales, en los años recientes se ha preparado un gran número de líquidos
poli-iónicos para la catálisis heterogénea de reacciones de condensación,
transesterificación o carbonación de epóxidos. Muchos trabajos se han centrado
en los líquidos poli-iónicos de imidazolio o los basados en sales de amonio.
Maya et al., han sintetizado la
sal de poli(azometina-piridinio) asistida por irradiación de microondas para
obtener un líquido poli-iónico de elevada estabilidad térmica, semiconductor,
con buenas propiedades mecánicas y elevada insolubilidad en disolventes
orgánicos.
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Ilustración
1. Sal de
poli(azometino-piridinio), PAM – PyMe (Cl)
El uso de la sal de
poli(azometino-piridinio) ha demostrado ser un catalizador muy eficiente en la
cicloadición de dióxido de carbono a epiclorhidrina, con un 98 % de conversión
del epóxido y un 100 % de selectividad, para obtener el correspondiente
carbonato de cloropropileno.
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Ilustración 2. Esquema general de la reacción de cicloadición de CO2 a epiclorhidrina catalizada por sales de PAM - PyMe (Cl). |
Este estudio es una prueba más de
la eficacia de los líquidos iónicos como catalizadores heterogéneos para una
gran variedad de reacciones químicas, y su fácil y rápida preparación los
convierten en reactivos muy atractivos frente a los convencionales
catalizadores metálicos.