Guillermo Cutillas Font
Todo
ser humano que llega a su madurez tiene que pasar antes por una época oscura
llamada adolescencia. Durante esos años se tiene una enorme energía aunque es
prácticamente incontrolable, siendo imposible saber de qué forma va reaccionar
ante cualquier estímulo.
La Química Orgánica también tiene a
su adolescente: los carbinos. Esta especie orgánica presenta tres electrones no
enlazados: un par de electrones desapareados y un radical (Figura 1a).[1] Se trata
de una especie muy reactiva, haciendo que su preparación y manipulación sea muy
complicada. Debido a ello, el estudio de los carbinos es bastante reducido.
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Figura 1 |
Las primeras investigaciones se
realizaron sobre complejos metálicos que albergaban carbinos, los cuales se
descomponían liberando al medio de reacción carbinos libres. A pesar de ello,
estas reacciones proporcionaban elevadas cantidades de productos no deseados,
dando lugar a un rendimiento bajo.
Para conseguir controlar a un
adolescente es necesario imponer unas normas. Por ello, Wang et al.[2] como buenos padres restrictivos,
han diseñado un compuesto con dos grupos enmascaradores que, tras ser irradiado
con luz, uno de ellos se desprende para liberar un equivalente carbino,
controlando de esta forma su reactividad. Si se continúa excitando el
compuesto, este finalmente desprende el segundo grupo, y acaba reaccionando con
el sustrato (Figura 1b). De esta forma, es posible crear tres nuevos enlaces en
un único paso.
Para mostrar el alcance de estos
compuestos, Wang y sus colaboradores mostraron la transformación que sufre el
isobutilbenceno con el mismo procedimiento. Así, se consigue crear un nuevo
anillo, implicando la formación de dos enlaces C-C y un enlace C-H (Figura 2).
Además, esta reacción se lleva a cabo en condiciones suaves y con una alta
selectividad.
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Figura 2 |
Es posible controlar el proceso de
desenmascaramiento modificando las condiciones de la reacción, para obtener de
esta manera otro derivado orgánico muy interesante: diazoacetatos (Figura 3).
Los diazoacetatos son importantes intermedios en rutas sintéticas, ya que
permiten acceder a otros muchos grupos funcionales. Esta característica es de
gran relevancia para la química farmacéutica.
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Figura 3 |
Sin embargo, como todo adolescente
es inevitable que continúe haciendo ciertas trastadas, y por ello los carbinos
no se comportan bien en cualquier situación. Por ejemplo, estos no son
compatibles con grupos amino básicos, y la interacción con moléculas complejas
junto con la presencia de grupos retiradores de electrones, reduce la
selectividad de forma considerable.
Es innegable que esta especie
orgánica es capaz de acceder a diazocompuestos de una forma que no tiene
precedentes, con una economía atómica y eficiencia a considerar. También
presentan una capacidad de convertir moléculas sencillas en estructuras
realmente complejas.
Quien sabe si dentro de pocos años,
profundizando en la investigación de los carbinos, se consigue que maduren finalmente
y lleguen a mostrar todo el potencial que existe tras ellos.
[1] Beckwith, R. E. J. Reactive Carbon Species Tamed for Synthesis. Nature 2018, 554 (7690), 36-38. https://doi.org/10.1038/d41586-018-01308-7
[2] Wang, Z.; Herraiz, A. G.; del Hoyo, A. M.; Suero, M. G. Generating
Carbyne Equivalents with Photoredox Catalysis. Nature 2018, 554 (7690),
86-91. https://doi.org/10.1038/nature25185
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